Con los hecho acaecidos últimamente en nuestro país, queremos dedicar este post a hablar de los psicópatas, como algo más que un trastorno antisocial y desde nuestra experiencia como psicoterapeutas en Móstoles.
Lo cierto es que, lamentablemente, los jóvenes muchas veces intentan imitar a sus modelos, y estos en algunas ocasiones y dado por la presencia del cine de terror y los videojuegos, son los personajes de ficción dibujados y perfilados como perversos y vengadores.
Y es que hay un dicho que a veces se cumple en la psicopatía en concreto: «la realidad siempre supera la ficción«. Los «malos – malísimos» existen y no están perturbados (al menos en el sentido de perturbación con el que clasificamos la enfermedad mental), sino que lo que tienen perturbada es su forma de ser y de estar en el mundo, es decir, su personalidad.
El perfil del psicópata
El perfil de un psicópata, de todas formas, dista mucho del «psicópata al uso» que crea Hollywood para sus creaciones cinematográficas multimillonarias. Lo que se mueve detrás de bastidores en el rodaje de esas superproducciones nada tiene que ver con lo que se mueve en los juzgados y peritaciones forenses, que es donde más suelen estar este tipo de sujetos.
Razón tiene el psicólogo forense Pozueco Romero cuando habla en su obra de «Psicópatas integrados» en que los psicópatas no sólo no están lejos de nosotros y en las películas como si fueran un personaje infrecuente y extraño, sino que los psicópatas están en nuestro mismo bloque de edificios, en nuestro trabajo, en el metro o en nuestra familia o ambiente social.
Y esto es así porque la psicopatía tiene una alta prevalencia como diagnóstico en más de un 2% de la población, porcentaje que probablemente está infraestimado.
Psicópata next door
El perfil del que se ha venido en llamar «psicópata next door» es un perfil de una persona encantadora, afable pero con un encanto superficial, ya que no suele establecer relaciones profundas, frío de sentimientos, porque de pequeño no aprendió a reconocerlos en la cara de su madre o los interpretó mal.
Presenta baja o nula empatía por tanto en identificar y vivir la experiencia ajena de dolor de otra persona, con inteligencia media alta y en ocasiones destacada inteligencia, planificador y calculador meticuloso de sus acciones o reflexivo en cuanto a los planes que va a llevar a cabo. Es utilitario, finalista, proactivo (es decir, que suele utilizar a las personas para su propio beneficio sin importarle la repercusión que pueda tener o el daño que pueda causar a otros), con cierto grado de narcisismo, es decir tiene baja autocrítica y tiende a pensar que siempre actúa bien y, cuando algo sale mal, los errores son de otro, lo que necesariamente implica que no puede pedir perdón cuando comete un error aunque sea grave, dado que tiene una gran dificultad de medir las consecuencias de sus propios actos, que apenas sabe baremar…
Es conscientemente hipócrita, es decir, que finge y tiene un sentido de la falsedad y la mentira muy sobreestimado, porque le sirve para sus planes; con una baja autoestima que suele disimular con comentarios públicos en pequeños círculos sobre sus cualidades positivas, y con experiencias vitales que le han marcado negativamente, especialmente en su infancia, donde destacaba por una crueldad excesiva comparada con el grupo de iguales; es decir ,»lo normal en un niño», edades en las que su carácter antisocial ya le hacían meterse en problemas a la hora de aceptar las reglas sociales establecidas.
Más allá de la ficción
Lejos de lo que aparece en las películas sobre este trastorno de la personalidad tan peculiar, y aún teniendo en cuenta que este tipo de caracteres suele toparse frecuentemente con la justicia, por el daño a terceros sean personas, asociaciones o sociedades o empresas, los delitos que más priman entre estos perfiles de personalidad no suelen ser los crímenes sanguinolentos y espeluznantes que nos enseña el cine, sino que priman los delitos de estafa, robo o apropiación indebida, prevaricación, falsedad de documentos, y todo tipo de delitos contra las personas como el acoso, el mobbing laboral o el bullying escolar, y últimamente el ciberbullying, que desgraciadamente se ha puesto muy de moda entre los escolares de corta edad que se aprovechan del anonimato que existe en internet a la hora de acosar a las víctima.
Eso sí, cuando asesinan, asesinan de forma bestial y encarnizada, ya que este tipo de deterioro de la personalidad destaca por no reconocer. Suelen producir un ensañamiento con sus víctima cuando comete un crimen, o menos frecuentemente, una sucesión de crímenes sin escrúpulo y sin sensación de culpa.
Casos reales de psicópatas
Todos tenemos en nuestra retina imágenes dadas por los telediarios españoles, en casos como el del Rafita, el papá de los niños de Córdoba, el caso Marta del Castillo, el de las niñas de Tenerife o el caso de los asesinatos del juego de rol. Esos y otros similares, de parecidas características de personalidad y con parecidas historias vitales en su educación y aprendizajes, son los que salen a la luz, mientras que otros muchos de menor peso jurídico existen y son vistos y por desgracia experimentados, por todos nosotros en nuestro ambiente personal, laboral y en círculos económicos, políticos o religiosos. Es decir, lo que el DSMV de la asociación de psiquiatría americana considera un tipo de desorden antisocial, se queda corto, y es mucho más que eso.
En nuestra opinión personal, como psicoterapeutas en Móstoles, hay en dicho desorden de maldad pura y dura. Otro debate, quizá más filosófico que científico, es sobre si esa maldad es innata o adquirida, aunque ese es, como decimos, otro debate.
Hay especialistas posicionados en ambas teorías. De hecho, hay investigaciones que consideran que las deficiencias afectivas de un psicópata son una mezcla de interacciones innatas o genéticas y aprendidas o psicológicas.
Proceder de psicoterapeutas Móstoles con psicópatas
Lo más importante (cuando los encontramos en las consultas, aunque es más frecuente y usual tenerlos al lado en cada calle o lugar), es realizar un buen diagnóstico. Esta importancia de diagnosticar bien en la clínica este desorden de la personalidad adquiere mucho mayor sentido cuando ese perfil tenemos que hacerlo dentro de una pericia jurídico forense dentro del ambiente de la jurisprudencia.
Ahí adquiere mayor sentido y peso porque, generalmente, se nos llama como peritos cuando el sujeto está imputado por alguno de los delitos arriba mencionados dentro del derecho penal, y/ o, más frecuentemente dentro del derecho civil.
La herramienta Hare, considerada hoy la mejor herramienta para el diagnóstico de la psicopatía ( y desde nuestro punto de vista como psicoterapeutas en Móstoles lo es por encima del mismo DSM), puede detectar este desorden de una forma más fina e intervenir más a tiempo, con lo que no solo es un problema psicológico del desarrollo del individuo, sino un problema social y comunitario. Es por tanto lógico que las intervenciones psicológicas o tratamientos sean llevadas a cabo dentro o fuera de las prisiones, estén dirigidas no solo al individuo en cuestión, sino también a su ambiente familiar más directo e incluso se desarrollen programas comunitarios de prevención de la psicopatía, dada su gravedad y sus costes económicos en el sistema de salud español y en el sistema judicial y penitenciario.
Nosotros, como psicoterapeutas en Móstoles, tratamos cualquier trastorno de la personalidad en nuestro centro de psicología de Móstoles, pero también de manera online, vía Skype o como sea más cómodo para el paciente.