Omega Psicología, acude puntual a las XI Jornadas sobre Duelo, celebradas en el Centro de Humanización de la Salud, con la colaboración de la Universidad Autónoma, y la fundación social de La Caixa.
De nuevo, quedamos sorprendidos por la conferencia inaugural de las jornadas, donde intervinieron el alcalde de la ciudad de Tres Cantos, uno de los vocales de nuestro Colegio de Psicólogos de Madrid, y el psicólogo director del centro. Fueron muchos los comentarios de los tres, pero nos quedamos con la esencia y con lo más destacado de ambas intervenciones. Se aludió, a la conveniencia de organizar grupos de trabajo sobre duelo, dentro de los profesionales de la psicología; el Colegio de Psicólogos tiene uno de estos grupos. Se dedican a leer y actualizar conocimientos nuevos que se publican en duelo, a atender duelos en situaciones concretas, a la difusión de lo que se sabe sobre terapias, a la atención de dudas de los colegiados a este respecto, y a la investigación en duelo.
El impacto para la salud que tienen los duelos complicados producto, algunas veces, de accidentes y muertes repentinas o no esperadas, ocupó parte de la conferencia. Cierto es que sabemos los psicólogos que este tipo de factores como la pronta muerte accidental, la edad joven del fallecido o del doliente, los largos periodos de sufrimiento intenso por enfermedad grave, los cuidados prolongados de un cuidador que tuvo poco tiempo para dedicarse al enfermo, el no haber podido elaborar una despedida del fallecido, o el no encontrar el cuerpo, entre otros, pueden dar lugar a la entidad clínica que llamamos los especialistas «Duelo Complicado». No es menos cierto, sin embargo, que este tipo de duelo, tiene cada vez más atención y mas investigación clínica, y puede prevenirse en algunos casos, mediante trabajo terapéutico tanto cognitivo, como emocional y espiritual. La dimensión espiritual en este caso, significaría atender no sólo a las creencias religiosas del doliente, si las tiene, sino también a dar sentido a su trabajo como cuidador, o como persona cercana al fallecido; rescatar sus vivencias felices junto a él y dar un sentido existencial y psicológico tanto a su vida como a su fallecimiento.
La intervención del director del centro José Carlos Bermejo, como siempre brillante en sus argumentos y definiciones, nos dejó perplejas ya que nos hizo pensar sobre un aspecto nuevo en el que no habíamos reflexionado: con los nuevos tiempos de la sociedad moderna, surgen nuevos tipos de duelo, en contextos técnicos como las redes sociales, las páginas webs, los móviles, Smartphone y chats. Bermejo alude a cómo estas nuevas tecnologías de la información han modificado algunos factores de duelo, y sus contextos. Por ejemplo, la frase «tus amigos de Facebook no te olvidan», es una nueva forma de comunicar socialmente la nostalgia por la ausencia de esa persona en su mundo cibernético. Otro ejemplo, por desgracia muy cercano, serían los mensajes de twitter del atentado de Paris del pasado viernes, en los que los familiares de las víctimas buscaban saber sobre el fallecimiento de los suyos, re twitteándose estos mensajes por todos sus conocidos y manifestando finalmente las condolencias a la familia, cuando supieron que habían fallecido. Otros ejemplos se hallarían en las cada vez más avanzadas tecnologías de aplicaciones móviles y tabletas, por las que algunas empresas han creado nuevos negocios en cementerios en los que con un código en el móvil, que puede leerse en la propia lápida, se activa un video con imágenes y textos personales o recuerdos del fallecido.
El genial José Carlos Bermejo, recupera algunos textos de San Agustín, de Antonio Gala y del psicólogo conductista Skinner, para hacernos caer en la cuenta de la profunda filosofía que acompaña al acto de morir, y a todo lo que toca tangencialmente la muerte, en cada contexto, en cada familia, y en cada persona como ser experiencial individual e idiosincrático.
Ante una misma muerte, las personas respondemos con distintas formas de experimentarlo, y diferentes formas de procesarlo y aceptarlo; y ese afrontamiento tan personalizado, se encuentra así mismo modulado por factores contextuales y culturales o sociales. No supone el mismo fenómeno la muerte en oriente, que en occidente. Las civilizaciones de oriente, transigen mejor el acto de morir, porque en algunos casos, no sienten tanto apego por la vida, y en otros conviven con la muerte como algo cotidiano, algo que no sucede entre los occidentales, que tenemos un bajo nivel de procesamiento de la muerte, y una huida sistemática de todo lo que conlleva el acto de morir.
Xabier Azcoitia Zabaleta, un teólogo del propio centro San Camilo, impartió una conferencia sobre «La soledad en el duelo». Abordó y profundizó en la etimología de las palabras y en la evolución histórica para el hombre del concepto de «Soledad». ¿Qué significa estar sólo, realmente?. «Soledad real» frente a «soledad percibida». El valor de la soledad en varios contextos propios de diferentes culturas, y el valor psicológico, afectivo y espiritual de » estar sólo». La individualidad de las sociedades occidentales ha llegado a ser un factor definitorio de nuestra cultura; rasgo que no existe en las culturas colectivistas. Xabier comentó que es tremendo que nuestra cultura pretenda llenar esa soledad con hábitos consumistas de compras masivas, y entretenimientos forzosos, para que las personas no tengan tiempo y profundidad suficiente para tomar contacto consigo mismos, con su soledad interior, y con su mundo cognitivo.
En estas jornadas, se realizaron varios talleres simultáneos. Nosotros acudimos a dos de ellos. El primer taller «Vamos a contar mentiras. El duelo anticipado y la conspiración de silencio», dirigido por el psicólogo Pablo Posse Pérez, en el que se abordaron las consecuencias de la llamada conspiración de silencio, donde la familia no informa a su familiar enfermo de su situación real de enfermedad en estado a veces terminal, y como consecuencia dejando al paciente aislado de la comunicación de sus emociones, y con la imposibilidad de expresar sus preocupaciones, ni elaborar las despedidas de su familia. Muchas veces es el cariño y la necesidad de protección del padre o hermano enfermo, lo que promueve esta negligente conducta de silencio acordada por la familia; sin ser seguramente conscientes del daño que pueden ocasionar a su ser querido enfermo, y a si mismos con esa protección equivocada.
Como cuestión ética prioritaria y como principio de autonomía, de humanización de la salud, y por el principio de justicia, el paciente tiene derecho a decidir, si quiere o no quiere conocer la información total de su situación clínica, y hasta qué punto y cómo quiere conocerla. Incluso existen desde hace años las llamadas » voluntades anticipadas» o » testamento vital», que sirven para que alguien sano pueda prevenir situaciones desagradables con las que no esté de acuerdo, en el abordaje de una posible futura enfermedad grave.
El segundo taller, dirigido por la psicóloga Yolanda López Pérez, titulado «Abordaje preventivo del duelo complicado en unidades de hospitalización», nos sorprendió gratamente porque en él se abordaron, mediante varios grupos de trabajo, las distintas etapas que puede tener un duelo complicado tanto antes de la muerte como forma de prevenirlo, como después de la misma, ya en el tratamiento del duelo complicado. Existió también un taller conjunto «Manejo de emociones asociadas al duelo» dirigido por la psicóloga Marisa Maraña Loarte, psicóloga del centro San Camilo, en el que intervinieron así mismo, otros psicólogos colaboradores del Centro de Escucha San Camilo, y la actriz Estela Márquez Moreno. Las jornadas terminaron con un sensacional cuentacuentos a modo de teatro, con personajes reales, llevado a cabo diligentemente por la psicóloga social Carmen Moreno Lorite, que nos conectó con nuestra infancia, pero que al tiempo no dejó a nadie indiferente, con sus moralejas creativas y gráficas.
Desde Omega Psicología, queremos dar las gracias al centro de Humanización de la Salud San Camilo, a los psicólogos que intervinieron en las jornadas, a los organizadores, y muy especialmente a su director, el genial José Carlos, al que admiramos por el trabajo psicológico que desempeña en su centro y por la profesión que nos une; y deseamos al mismo tiempo, animar a todos aquellos psicólogos que tengan la oportunidad de acudir a las jornadas de este centro, que acudan por que no se van a arrepentir.