Cada vez recibimos más peticiones para realizar una terapia de pareja en nuestro centro de psicología en Móstoles. Diría que este fenómeno es cada vez más frecuente en las consultas de psicólogos especializados.
Mala relación, mala comunicación, monotonía en las rutinas de la convivencia diaria, insatisfacción sexual de uno de los miembros (o de ambos), infidelidades y falta de confianza que se deriva de haber ocultado una conducta infiel, etc. Todas estas suelen ser las causas más frecuentes de que una relación, que a priori era estupenda, se desgaste y acabe por degenerar.
La realidad es que por mucho que los miembros de la pareja traten de arreglar sus desperfectos relacionales, frecuentemente no pueden resolverlo por sus propios medios, ya que ambos son “juez y parte” del problema, y no sería fácil salirse de su papel de “actores” de la escena para pasar a ser mediadores neutrales en su propia relación. Las emociones son las responsables de que ningún miembro de la pareja pueda ser mediador imparcial, ya que contaminan la imparcialidad y el punto de vista de cada uno, por estar sesgado como partícipes.
De todas formas no hace falta ser un experto en relaciones personales e interacciones humanas saludables para darse cuenta de que tienen un problema de comunicación o de confianza. Ellos pueden ser partícipes del problema, pero más complicado es decidirse a buscar ayuda profesional para solventar la situación. Una situación que a veces se torna insostenible, y precisamente por esa característica adquiere carácter urgente la búsqueda de un mediador profesional.
Cuándo acudir a terapia – Psicología en Móstoles
En Omega Psicología en Móstoles, pensamos que no hay que llegar a un extremo tan negativo para contar con ayuda. No es infrecuente que la solución sea mucho más fácil cuanto más tempranamente se acude al psicólogo. No debe demorarse por tanto la asistencia psicológica en la relación de pareja cuando hay alguna disfunción, por pequeña que sea.
Un posible freno que pueden tener las parejas a la hora de acudir a consulta de terapia de pareja es la reticencia a contar intimidades a un extraño, por vergüenza o desconocimiento del proceso terapeútico. Por un lado, entendemos que no es fácil confiar en un extraño, aunque lleve bata blanca, y sea un profesional, para contar nuestros problemas íntimos de pareja. Pero, por otro lado, siempre tenemos que animar al paciente a que se decida a hacerlo, como vía de solución del conflicto marital.
El paciente debe pensar que, tal y como procede al acudir, por ejemplo, al urólogo o al ginecólogo, donde su especialidad y protocolos de actuación médica especializada requiere previamente la desnudez de los órganos sexuales para ser explorado; nuestra exploración ó evaluación psicológica también requiere de cierta “desnudez emocional”, en la que ambos miembros de la pareja han de responder con la mayor sinceridad posible y sin tapujos, en pro de un mejor diagnóstico de la situación de conflicto.
Modo de actuar
En Omega Psicología, nuestros psicólogos en centro de psicología en Móstoles actúan profundizando al máximo en la evaluación psicológica del conflicto, mediante entrevistas a ambos miembros conjuntamente y en solitario, y mediante la administración escrupulosa de los mejores test de evaluación que existen, porque estamos convencidos de que una buena evaluación de los factores de conflicto y de ajuste diádico y, por tanto, un buen diagnóstico de las variables o factores que están contribuyendo al problema, resuelve, al menos, el 50% del proceso terapéutico, debido a que orienta la intervención psicológica a una u otra parte que se hayan encontrado deficitarias durante nuestra evaluación. Es como hacer la radiografía de un conflicto para ver por qué parte se vertebrará su solución.
Tratamiento de psicología en Móstoles
En este sentido, realizamos test o herramientas psicométricas de medida muy específicos en cada área vital de la relación y, dependiendo del resultado encontrado en ellos y en las entrevistas clínicas, intervenimos una u otra área.
Lo cierto es que por nuestra experiencia en Omega, podemos afirmar que muchas de las parejas que no confiaban en poder solucionar su relación, finalmente nos agradecen el resultado de la intervención psicoterapéutica; cosa que nos enorgullece porque sabemos que nuestro trabajo es un trabajo técnico de calidad.
Pocos pacientes caen en la cuenta de que por cada sesión de intervención del psicólogo en la mesa de consulta hay mucho trabajo detrás de valoración, corrección de pruebas psicométricas, redacción de informes escritos de lo encontrado o preparación de la sesión de terapia de uno u otro miembro. La complejidad técnica de la orientación en terapias de pareja conlleva además el añadido de que, al ser dos personas, los protocolos se duplican, lo que encarece, sin duda alguna, la labor del terapeuta y suma horas de trabajo.
Errores en el tratamiento
El mayor equívoco que traen a consulta los miembros de una pareja es que un conflicto, que en muchas ocasiones conlleva un desgaste de años en varias facetas de comunicación, de sexualidad, de interacción o de afectos, se puede resolver en pocas sesiones, más o menos como si hubiera “varita mágica”. Esa razón es por la que nosotros siempre nuestro centro de psicología en Móstoles siempre insisten en que nuestro trabajo es técnico y matemático midiendo factores y variables independientes y no mágico, y que, por lo tanto, una buena parte de la responsabilidad de que nuestra terapia funcione, depende de que en primer lugar se cumplan todas la sesiones estipuladas en nuestro diseño de terapia y, en segundo lugar, de que ambos miembros se comprometan a asumir un papel activo en los ejercicios terapéuticos y tomen nuestros consejos de forma rigurosa y los apliquen a su nueva interacción. Resulta sorprendente lo rápido que avanza su terapia cuando sí comprenden esas dos premisas básicas que son inherentes al éxito del tratamiento.
Otras parejas, por desmotivación, porque no pueden vencer los problemas con el otro mientras dura el proceso, o por razones económicas, dejan el proceso a medias, lo que será sin lugar a dudas un retroceso en su solución.
Un segundo prejuicio, también erróneo, que traen a la consulta es pensar que todo fin, de toda terapia de pareja, persigue la unión incondicional de ambos miembros. Generalmente es comprensible que ese sea el objetivo prioritario de la pareja, pero olvidan con mucha frecuencia que el terapeuta no es un confesor religioso, sino un lector de datos y un transmisor de enseñanzas. Y que les transmitimos lo que encontramos en su evaluación, tal cual técnicamente aparecen los datos.
Si los datos obtenidos en los test y en la recogida de datos de entrevista clínica resultan contrarios a la unión de esa pareja, debido a que el ajuste diádico es inferior al conflicto, y por tanto, se evidencia un mal pronóstico de la relación, porque está ya muy deteriorada y sus personalidades no resultan compatibles, debemos decirles eso, y no lo contrario o estaríamos faltando a la ética profesional mintiendo a los pacientes, por un burdo interés económico, y no anteponiendo el bienestar de los pacientes como debe ser un criterio noble del terapeuta y realista en asumir las limitaciones técnicas de su terapia, sabiéndolo explicar también a la pareja, con rigor y sin falsas expectativas.
Con esto, en absoluto queremos desanimar a parejas con relaciones muy desgastadas o caóticas a no intentar una terapia de pareja, que podría no resolverse favorablemente a sus intereses, sino que lo que queremos es que entiendan la naturaleza de las relaciones humanas sanas, y que sepan aceptar y entender que el trabajo técnico también tiene límites y que estos límites están precisamente sujetos al compromiso que adquieren durante la terapia de cambiar sus propias reglas de comportamiento (compromiso que muchas personas no cumplen), incluso por un factor de desconfianza hacia el propio proceso de terapia y sujeto, asimismo, al resultado de sus factores de personalidad, muchas veces poco compatibles.
Salvando esos casos, que no compatibilizan bien o que sencillamente incumplen el proceso de cambio, el resto de parejas puede (y debe si valoran su relación) tratar de buscar remedio a sus problemas de convivencia. Cuanta menos demora en dar ese primer paso, y cuanto más motivación y empeño pongan ambos, antes lograrán solventar su conflicto.
La parte más positiva de nuestra labor terapéutica es dar a la pareja la noticia de que hemos encontrado en nuestras mediciones psicométricas y diagnóstico de la situación que el conflicto es inferior al ajuste diádico; pues cuando es así, la radiografía del conflicto de pareja nos anuncia un buen pronóstico. Nada nos satisface más que transmitirles que se atisba una solución positiva y resolutiva a sus problemas.
Omega Psicología en Móstoles
Desde Omega Psicología queremos animar a todas las parejas cuya convivencia se ha enturbiado y derivado en conflicto a que se traten, ya que, independientemente del resultado de la terapia, si se evalúan, si evalúan su conflicto, tienen al menos la seguridad de esclarecer el entramado de su relación y si va a buen puerto o no.
En mi opinión, debido a la intolerancia, a la incertidumbre y al miedo a la frustración (ambas cualidades muy humanas inherentes muchas veces a las personas por el mero hecho de serlo), siempre tienen mucho que ganar tras su evaluación y proceso terapéutico, ya que conocerán muy bien la radiografía de su unión y la forma en la que la personalidad de uno interacciona con la personalidad del otro.
Nada mejor que una buena “fotografía interna” de nosotros mismos, para no engañarnos más con vanas y fútiles ilusiones, o para revitalizarlos en construir una nueva unión sana, con nuevas formas productivas de querer y sentirse querido y respetado por el cónyuge.
Al final, en el interés común y en la protección de los hijos cuando los hay, nada puede ser más fructífero que tomar “cartas en el asunto”, para trazar una radiografía de la unión mediante un tratamiento o terapia de pareja.