El Estado español y en realidad todos los estados del mundo, han sufrido una situación inédita y generalizada de confinamiento post covid y medidas mas o menos restrictivas para prevenir la extensión de contagios en la pandemia mundial por COVID-19. En dicha situación, y una vez decretado el estado de alarma por la extensión de la pandemia, se han vivido situaciones de pérdida de libertad individual y colectiva, y situaciones de mayor o menor hacinamiento en domicilios, con el hándicap añadido de no poder acudir a los trabajos para su desempeño laboral habitual.
La pandemia, como ya comentamos en un post anterior, ha hecho aflorar comportamientos humanos fuera de lo común, tanto en lo malo como en lo bueno. Se han desarrollado conductas prosociales, y solidarias, se ha agudizado el ingenio y la creatividad, y se han desarrollado adaptaciones a las circunstancias más difíciles, de una forma ingeniosa, pero también ha habido que integrar las perdidas económicas en los negocios paralizados, y decrementos del tejido productivo y del PIB; así como, y mucho más importante, integrar y procesar duelos por las pérdidas humanas y familiares en muchas familias en todo el mundo, con el agravante de ser muchas veces sufridas en solitario tanto para el doliente, como para el afectado.
Ahora, tras el fin del Estado de Alarma, nos encontramos en una situación de desconfinamiento en España que ha transcurrido progresivamente, y de forma gradual, recuperando algunos espacios de libertad, y algunas rutinas perdidas tras la desconexión. Las dudas son tantas como los rebrotes aislados en algunas zonas del pais, así como de la Unión Europea. La gente empieza a salir a la calle con miedo,y con una situación de incertidumbre al futuro y a la propia evolución de la pandemia, no del todo controlada en muchos países y con amenazas de expansión y de crecimiento cuando las medidas gubernamentales no son eficaces. En España hemos hecho los deberes. No obstante, la temprana medida del Estado español de abrir las fronteras del tráfico aéreo, amenaza la estabilidad ya conseguida.
Por un lado, escuchamos a virólogos que pronostican repuntes y rebrotes, y hasta una segunda oleada en el país. Margarita del Val por otra parte, dice que parece poco probable la segunda oleada del virus. De todas formas, las conductas irresponsable que vemos en jóvenes haciendo botellones en grupos masivos en varios lugares, manifestaciones deportivas o de ocio masivas, y la casi inminente recuperación de las celebraciones de bodas, banquetes y conciertos, son fenómenos que amenazan con producir repuntes del virus.
Qué está sucediendo con el ser humano después del confinamiento? Lo que estamos viviendo sobre todo es una importante incertidumbre. Recordemos que los estados de incertidumbre son las más difíciles situaciones de encajar para un ser humano. La incertidumbre produce estrés y ansiedad. Y además puede ser dilatada en el tiempo. La OMS reconoce que los estresores dilatados en el tiempo, suelen producir estados de enfermedad física, aun siendo de etiología funcional, así como una gran variedad de problemas mentales como el estrés agudo, y si conllevan consecuencias traumáticas como la pérdida grave de la salud, el trabajo o la casa, podrían generar traumas. Otra de las posibles consecuencias del desconfinamiento es un síndrome agorafóbico de personas mayores que no han salido a la calle en muchos meses y que desarrollan un pánico específico a encontrarse de repente en espacios abiertos y desprotegidos.
En la vuelta a las interacciones personales, en salidas diurnas o nocturnas en pequeños grupos, existe un miedo al contagio producido por la representación mental aprendida de lo que pueden ser las consecuencias de dicho contagio y la experiencia de enfermedad, tal como la representamos en nuestra conciencia. Hay que decir que es un miedo normal y adaptativo a la exploración de las relaciones humanas en dicha nueva situación. También existen personas con baja percepción de riesgo que sintiéndose invulnerables, minimizan la representación mental de posible riesgo de contagio, y desoyen las medidas aconsejadas de protección de sus gobiernos, produciendo graves posibles riesgos en su salud y en la de sus contactos. Hay que decir que lo saludable estaría en el término medio de preocuparse poco y ocuparse mucho, es decir tomar todas las precauciones, evitando riesgos innecesarios, pero perdiendo un poco el miedo a llevar una vida lo mas normal posible y realizando conductas de prevención primaria de la salud (comida, ejercicio, hábitos de sueño y socialización )
Otra de las incertidumbres en las relaciones personales diádicas, es la de las situaciones que implican un cortejo. Cómo relacionarse con el sexo opuesto durante una pandemia? Dónde queda la forma de besar en la distancia física necesaria de un metro y medio como mínimo y con una mascarilla ? Lo cierto es que hasta el momento no hay fórmulas mágicas ni nada escrito por el momento, en la literatura científica, más allá de haberse encontrado coronavirus en el semen de algunos individuos adultos, y desconocer hasta el momento las implicaciones que conlleva. Se hace recomendable entre los jóvenes el uso del preservativo para sus interacciones sexuales, tanto en esta situación actual, como en cualquier otra debido a ser una buena pauta para prevención primaria de las ETS.
La que nos parece mas devastadora de todas las incertidumbres, es la que nos cuentan los pacientes afectados y que constituye el miedo al futuro, no tanto por el desarrollo del virus como tal, sino por los efectos colaterales de la pandemia en la economía del país que es la que rige sus propias vidas. Es decir, el miedo a la pérdida del empleo, o del estatus quo, el «que va a ser de mi si… » nos hace desarrollar sesgos cognitivos y temores irracionales que sólo representan pensamientos anticipatorios automáticos negativos PAAN’S) y escenarios catastrofistas, que se pueden deber al estrés pero también a la enfermedad mental como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) o las fobias; también tendrían una importante incidencia aquí, los trastornos de personalidad, si los hubiere, y factores de personalidad como el exceso de preocupación, errores cognitivos como los sesgos dicotómicos, y factores de personalidad como la tendencia a la rumiación, o a la obsesión como en el trastorno de personalidad por obsesión, una categoría distinta del TOC.
Podríamos escribir largo y tendido tanto de las adaptaciones post-covid como de las posibles reacciones de incertidumbre, de duelo complicado, de estrés agudo, de ansiedad fóbica o traumática etc, pero lo más recomendable, además de estar informados, es acudir a vuestro psicólogo de referencia para detectar a tiempo las situaciones de miedo o de estrés de vuestro desconfinamiento y futuro inmediato. Desde Omega psicología, y como psicólogos clínicos de Móstoles y alrededores, os proponemos un programa psicoeducativo en las adaptaciones a la nueva normalidad, y por supuesto, evaluar y diagnosticar concienzudamente cualquier temor que tengáis sobre las nuevas adaptaciones a la vida post covid, y que puedan impedir vuestra felicidad o vuestro desarrollo personal, afectivo y social