«No es oro todo lo que reluce». «Las apariencias, engañan». Con estas dos frases populares bien se podría resumir el significado de la tragedia del avión de Germanwins. La importancia que los exámenes y controles psicológicos tienen, en certificar que un piloto ( o cualquier otra persona que transporte tantas vidas humanas) está cualificado para su labor, nadie lo discute. Pero estos días, los profesionales de la salud mental hemos contemplado horrorizados, el espectáculo mediático lleno de mitos y de desinformación, basado generalmente en una mezcolanza de morbo y prejuicios.
Está claro que esta noticia tiene dos lecturas, una más superficial, la de la opinión pública que juzga por lo que se le cuenta en la prensa y en televisión, y otra más profunda y real, que es la que se puede hacer por los terapeutas y evaluadores, que conocían el caso real de Lubitz, que es el que cuenta. Y lo importante aquí es que la opinión versada no puede supeditarse a la más sensacionalista realidad ( la que en el fondo la gente quiere escuchar para alejar la enfermedad mental de si mismos). Afortunadamente, la realidad no es tan fácil de interpretar como la que aparece en una noticia de la prensa escrita. Por eso digo que hay otra realidad más profunda.
Hay psicofármacos de tipo ansiolítico, con los que no se debe conducir. Es cierto, pero otros fármacos no tienen entre sus efectos secundarios tal incompatibilidad. Nadie sabe lo que una persona está tomando, salvo él mismo y quien se lo prescribe. Al fin y al cabo es una información personal, y por tanto una decisión autónoma el compartirlo con las personas de confianza de su entorno directo. Sabemos lo que tomaba Lubitz!? No. Al principio los periodistas dijeron que eran antidepresivos porque pasaba por una depresión, luego que ansiolíticos porque tenía problemas de ansiedad y fobias. Primero hablaron de un cuadro depresivo y luego de una » personalidad suicida» . Para empezar, no existen las » personalidades suicidas». El suicidio, como acto de auto agresión humano, existe desde el principio de los tiempos, y es un fenómeno extraordinariamente complejo que tiene factores biológicos, psicológicos, sociológicos, culturales y antropológicos. Y que ha acompañado al hombre desde que éste existe. Cierto es que se da asociado con mayor frecuencia a un diagnóstico de depresión mayor con rasgos peculiares de ansiedad o agitación, necesarios por otra parte, para que haya auto o heteroagresión.
Los suicidios colectivos, apuntan más a un cuadro delirante o psicótico de tipo » grandeza» , que a un cuadro de depresión grave, generalmente exentó de grandiosidades o bizarrismos… Con esto sólo quiero dar una simple pincelada, de cuán equivocados pueden estar los medios de comunicación, al dar sus noticias, cuya contrastación antes de emitirlas en términos científicos es prácticamente nula, y son frecuentes las veces que caen en el más absoluto ridículo mediático, por poner un calificativo moderado. Nada sabemos con exactitud del diagnóstico psiquiátrico de este chico, pues entre otras cosas está el obligado secreto profesional, que hace que cuando se conozca sea generalmente tarde y de forma imprecisa. Y aún peor, nada sabemos de sus problemas psicológicos, pues parece que no fue evaluado por un psicólogo como debiera ( ahí radica precisamente el problema). Pero deberíamos caer en la reflexión sencilla, en vez de juzgar tanto sin bases científicas más que mediáticas, de que, las pruebas psicológicas y psiquiátricas tienen el valor que tienen en el aquí y en el ahora. El ser humano es extraordinariamente cambiante y maleable. Y lo que vale para hoy, no vale para mañana, porque podemos medir el estado mental de hoy, y no el de dentro de un mes o tres meses. A esto se une la dificultad genérica de todas las ciencias biomédicas, de ser sólo ciencias estadísticas, ciencias que aproximan, y en ningún caso sentencian sin error, ya que NO son ciencias exactas. No hay rigideces, y lo que parece una cosa, puede ser otra.
La suerte es que los que pertenecemos a estas profesiones sabemos que el beneficio de la duda siempre está ahí, siempre existe. Y se hace preciso un agnosticismo muy depurado para poder ejercer sin magnificar las patologías ni magnificarse. Y también un ejercicio de humildad.
La primera lectura de la enfermedad mental, la que promueve el periodismo con sus interminables cadenas de errores, y la que la opinión pública quiere creer es : » como el señor x tiene esto, hace esto» o, dicho de otra manera » hace eso porque tiene el diagnóstico x», pero, por suerte o por desgracia, la interpretación médica no es tan exacta ni mucho menos causa-efecto. Como publicaba brillantemente, una compañera Residente (PIR) Maria Victoria , en la red linkedin, días atrás, detrás de toda esa especulación está la estigmatiación del enfermo mental, y la necesidad de control de la población de esas » falsas noticias» para alejar , en el fondo, la enfermedad mental de nosotros mismos, el pensamiento sería el siguiente » como yo no hago eso, no soy un loco» o » yo estoy bien, porque jamás haría eso». Pero de nuevo por suerte o por desgracia, los profesionales sabemos que eso no es así …, hace ya mucho que la psiquiatría forense y la psicología judicial y forense tienen en su saber técnico y en su corpus métodológico casos a miles, en los que la aniquilación, y el matar NO ES, ( y no lo es en absoluto), una cuestión de enfermedad mental, ni de locura. La realidad científica es muy diferente de la que nos gustaría oír , y ésta nos dice que cualquier ser humano puede matar, si se dan las circunstancias X. Decirlo así puede asustar incluso más que el morbo presente en las noticias televisivas cuando hablan de un enfermo mental, pero es la verdad pura y dura. Otra verdad, ya también indiscutible es que ( a pesar de que a la gente los prejuicios le dicen lo contrario), un enfermo mental x, en términos globales, tiene más probabilidades de ser objeto de agresión o víctima, que de producirla.
Quiero llamar la atención muy especialmente con estas reflexiones, a los profesionales de la salud mental, por aquello de la cosificación . Muy especialmente a los del » diagnóstico fácil a voz de pronto» para que reflexionen en si vale la pena que sólo 5 ejes diagnósticos puedan hundir la vida de una persona y la de su familia, debido a la estigmatización de por vida que ese diagnóstico puede causar, convirtiéndolo más bien en un efecto absolutamente yatrogénico que se sumaría al ya suficiente calvario que ese trastorno supone para el paciente. Como se dijo en el último congreso de psiquiatría al que yo asistí en 2014 ( con un consenso prácticamente unánime): «- señores , centren se más en las soluciones que en los problemas! No le den al enfermo un diagnóstico o una etiqueta que lo acompleje sino den le una solución, una terapia que lo cure! »
Quiero llamar críticamente la atención sobre todos los periodistas y cadenas de televisión de España:- » señores periodistas, den las noticias médicas con asesoramiento científico suficiente, o no las den!, no clasifiquen!, no diagnostiquen en vano!, que no es su función, y no creen monstruos que no existen sino en su imaginación, alertando y generando pánico entre la población y más desinformación sobre la salud mental y más prejuicios sobre la misma! con esa actitud no hacen más que demonizar al enfermo mental y a la profesión del que lo atiende! Y aprendan ya ( de una vez por todas), a ver la enfermedad mental como cualquier otra, que a todo el mundo sucede, varias veces en su trayectoria vital, sin que por eso sea un bicho, o un espécimen de otra naturaleza distinta a la de Uds. mismos, a la de todos nosotros»
Quiero llamar la atención a los pacientes de salud mental, para que sepan que son como el común de los mortales seres vulnerables, pero humanos, con una forma natural de enfermar como cualquiera, quiero decirles que NO HAY pacientes de salud mental distintos a otros pacientes de otra » categoría» , porque todos enfermamos de todo, y nadie es diferente al resto en su forma de enfermar , tan sólo lo somos en las vulnerabilidades, ante los sucesos, en la forma de afrontar la realidad, en el color de los ojos …, en … No se sientan por favor distintos al resto de la gente, no permitan que nadie les estigmatice por estar enfermos. Quieran se! Y no consientan que Lubitz , o ningún otro Lubitz que exista les reste confianza en si mismos y en sus posibilidades de avanzar, crecer y ser felices.
Y por último, decir que es probable que el joven Lubitz tuviera una caja negra en la cabeza, mal detectada por controles insuficientes, y por psicólogos insuficientes. Pero eso, precisamente por no haber sido suficientemente bien evaluado, no lo sabemos. Y no debemos por tanto especular lo, porque la ciencia no se basa en intuiciones sino en hechos contrastables. Hechos que ya no podemos contrastar porque no se puede evaluar el estado mental de un fallecido. En mi opinión, en lugar de demonizar y clasificar a este chico y a sus » fantasmas», estrategia que no es eficaz, ni productiva, ni constructiva, debería centrarse el debate en una crítica a las compañías aéreas como Germanwins y Lufthansa, en el por qué no se pasan controles psicológicos suficientes, en el por qué no se contratan los psicólogos suficientes sabiendo que tan necesaria es ( sino más) la percepción que debe tener un piloto del entorno, tan necesario un estado de calma y no de ansiedad, como el que no te duela el estómago, ni tengas dolor de rodilla…El debate que debe abrirse ahora es hacia el futuro, no hacia el desastre. El debate es si debe o no debe haber más psicólogos y controles psicológicos en la aviación. El debate es si debe de haber más psicólogos y más controles psicológicos en Renfe, en Buses de largo recorrido, en policía nacional, guardia civil , etc etc…, el debate es si se valora o no la profesión de psicólogo. Si con la masiva presencia de psicólogos en las instituciones sanitarias y no sanitarias muchos de estos desastres no podrían evitarse…Creo que TODOS sabemos cual es la respuesta! Ahora sólo falta que las instituciones se pongan manos a la obra! En OMEGA PSICOLOGIA esperamos haber contribuido con este granito de arena de reflexión, a mover conciencias.